Crítica de Cine: Un holograma para el rey, una sensible e inteligente película que reta al espectador a abandonar sus prejuicios


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Crítica de Cine: Un holograma para el rey, una sensible e inteligente película que reta al espectador a abandonar sus prejuicios
UN HOLOGRAMA PARA EL REY
( ESPERANDO AL REY )
( A HOLOGRAM FOR THE KING )
DIR. TOM TYKWER
GB / FRANCIA /  ALEMANIA / EUA / MÉXICO 2016

 

A Alejandro Abner, quien me motivó a ver este película y a escribir este ensayo

 

Un holograma para el rey, la más reciente cinta del realizador alemán Tom Tykwer, reconocido por filmar la hiperquinética Corre Lola Corre ( Lola Rennt / 1998 ) se ha convertido en una poderosa suerte de obra cinematográfica catalizadora de las opiniones y el sentir del público.  Una película catártica, sensible, fascinante, cargada de simbolismos y metáforas que mediante su poco ortodoxa historia, pretende explicar y reparar sentimental y culturalmente las profundas y colisionantes diferencias entre occidente y el mundo árabe.
Mientras unos la rechazan, argumentando lapidariamente que es la peor película que han visto, otros  descifran, quizá por su experiencia de vida y entendimiento de los valores del mundo árabe, el trascendental mensaje que Tykwer envía en varios sentidos.
En el plano personal, la lectura más  obvia y superficial proclama que mediante el amor, el sufrimiento mutuo y la tolerancia, se puede alcanzar el entendimiento y la tan ahora mencionada y deseable empatía. No por ello la película escapa de confrontar al espectador con la patología de todos, en un ambiente de tensión psicológica que desespera a los detractores. También es un rompecabezas existencial que en apariencia no ofrece mayores apuestas, pero las trae a raudales. Sutil, la cinta es una metáfora de la vida y de qué es lo mejor hacer para vivirla. La respuesta llega al final, de manera brillante.
En el plano general, sin estridentismos de por medio y sin maniqueismos Un holograma para el rey apuesta por sostener que las diferencias culturales, económicas, ideológicas y sociales entre occidente y el mundo árabe son las responsables del conflicto que causa actos terroristas y la muerte de gente inocente. En el endiablado y sangriento conflicto entre el occidente y el mundo árabe, todo se reduce a entender estas diferencias que también son salvables mediante el dialogo y el conocimiento. Quizá todo sea un asunto de sensibilidades. De fondo, el estamento del escritor Eggers y que el realizador Tykwer aprehende con maestría, sostiene que en la desafiante estructura de la geopolítica no procede la imposición del poderío militar sobre una cultura milenaria que no está dispuesta a abandonar y despojarse de sus valores.
Tykwer, basado en una inteligente y exitosa novela escrita por el bostoniano Dave Eggers, realiza la adaptación literaria al cine y dirige una película que le demanda al espectador romper con la tradicional estructura impuesta por Hollywood, incluso con el trillado final feliz. También una madurez emocional para entender el mundo visto por un hombre desequilibrado, jugando el rol de empresario reducido a vendedor transnacional, que recibe su última oportunidad al viajar de Boston a Riad, la capital de Arabia Saudita e intentar vender un sistema para realizar juntas remotas mediante hologramas en tercera dimensión,  en medio del desierto, donde se construirá un complejo arquitectónico de gran envergadura.
Un holograma para el rey sostiene también, vigorosamente, que ante cualquier crítica al mundo árabe visto desde la enana óptica occidental, como bárbaro, salvaje, inculto y hasta exótico, se debe considerar que, de acuerdo con la descripción psicológica e histórica de sus personajes, ellos también están inmersos en un limbo cultural que los desgarra y los muestra atrapados entre las acendradas y ortodoxas costumbres religiosas del mundo musulmán y el salvaje colonialismo cultural y económico que les impone el incontenible y avasallante capitalismo bárbaro.
En especial el chofer Yousef, interpretado por el actor Alexander Black, es en la cinta, la muestra más palpable de esa dicotomía entre la modernidad y los valores tradicionales.
Uno de los elementos más perturbadores de la película, es ver a Tom Hanks, el actor de todas las batallas histriónicas del cine de Hollywood, la quintaescencia del estadounidense promedio triunfador,  metido en la incómoda interpretación de un hombre en una tremenda crisis, en todos los aspectos, llegar a un desierto a mas de 10 mil kilómetros de su hogar y enfrentarse a una situación cultural y de negocios, que lo arrastra a otra crisis más profunda, de la que de una manera poco convencional, pero si muy reparadora, saldrá bien librado. Con perder sale ganado, reza el popular dicho mexicano.
Todas las mañanas, y después de angustiantes noches de insomnio, el vendedor Alan Clay, (Tom Hanks), representante de la compañía Relyand, quien está sufriendo una atroz separación de la mujer de la que aún está ligado en Boston, deberá viajar en taxi para llegar a una sofocante carpa, anexa a la rimbombante e inservible Metrópolis de la Economía y el Comercio, enfrentarse a una desquiciante burocracia y tratar de que el rey de Arabia Saudita, que tiene meses sin pararse en el lugar, apruebe en persona, la compra del holograma del título. Uno de los elementos idiosincráticas que plantea la película y que nos reta a asimilar. Por eso en España, el título de la cinta es Esperando al Rey.
En esos alucinantes recorridos, Hanks,  se hará consciente de las abismales diferencias culturales, a través del desparpajado Yousef, quien le revelará la importancia de estar en “El Mundo de los Hijabs”  y quien metafóricamente es el personaje que mas evidencia estar transido en ese dilema entre lo tradicional ortodoxo y lo occidental profanatorio. Además conocerá clandestinamente, y nosotros a través de la película, La Piedra Negra de La Meca, en la ciudad natal de Mahoma y la más importante de todas las ciudades santas del Islam.
Por si hiciera falta, Clay / Hanks cae en un hospital víctima de un absceso purulento y de un ataque de angustia, que lo lleva a conocer y, desde las aparentes e irreconciliables diferencias, involucrarse sentimentalmente con la imperdible doctora Zahra, interpretada por la actriz nacida en Jamaica, pero criada en México y en Londres. Sarita Choudhury,  quien también está en crisis. Producto de esa relación Un holograma para el rey nos brindará una de las escenas de amor sexual,  más bellas, maduras e intensas de las que hemos tenido oportunidad de disfrutar. Pero también la doctora Zahra hará consciente al espectador al definir todo el asunto coyuntural del holograma, como “The Big Cultural Crash”.
Un aspecto a considerar es que Un holograma para el rey fue producida por el mexicano Gastón Pavlovich, escritor de El Estudiante ( Roberto Girault / México / 2009 ) “La película fue como mi graduación, de cómo hacer una producción a nivel internacional y estamos contentos con los resultados y porque creyeron en nosotros y nuestra capacidad”. Sobre la forma en que se dio su acercamiento con Hanks comentó que, él dos veces ganador del Oscar, se enamoró de la historia cuando leyó el libro. “Tom quería hacer la película y andaba buscando apoyo, así que el acercamiento se dio en Cannes y ahí pudimos contactarnos con el equipo del actor”.
Por cierto, si usted desea sumergirse en las propuestas de otras películas en torno a las diferencias culturales entre Occidente y el Mundo Árabe, le recomendamos las siguientes cintas que abordan el tema desde diversas perspectivas:
– Lawrence de Arabia ( Lawrence of Arabia / David Lean / GB 1962 )
-El cielo protector ( The sheltering sky / Bernardo Bertolucci / GB – Italia /1990 )
— Cruzada ( El Reino de los Cielos / The Kingdom of Heaven / Ridely Scott / EUA – GB- España –Alemania – Marruecos / 2011 )
— La pesca del salmón en Yemen (Salmon Fishing in the Yemen / Lasse Hallstrom / GB / 2011 )